Fanzines y libros
Cuando en algún momento incierto de crisis Böhtlingk empieza “a pintar la vida” en lugar de, digamos, pintar cuadros, tuerce el cuello para mirar hacia afuera, para acercarse a las cosas que tenía enfrente: un bote, la muselina del sol cubriendo el ocre líquido del río. Este antagonismo no podría definirse como un reflejo reactivo ni como un exilio: las varias formas que toma esta pintura son el producto de estarse enfrentando continuamente y de manera exclusiva a la propia imagen que genera. El vicio clásico del autorretrato, por ejemplo, la pone frente a sí misma, y a la pintura la pone frente a la pintura. La ventana de su casa la pone frente a las cotorras, y la pintura la pone de nuevo frente a las cotorras y frente a la pintura. Así con sus amigos, con los libros que lee, con los barcos que ve pasar, con sus vecinos, con la sangre de un chancho degollado en una construcción de monte.
Alejo Ponce de León
Editado en 2028
Cuando en algún momento incierto de crisis Böhtlingk empieza “a pintar la vida” en lugar de, digamos, pintar cuadros, tuerce el cuello para mirar hacia afuera, para acercarse a las cosas que tenía enfrente: un bote, la muselina del sol cubriendo el ocre líquido del río. Este antagonismo no podría definirse como un reflejo reactivo ni como un exilio: las varias formas que toma esta pintura son el producto de estarse enfrentando continuamente y de manera exclusiva a la propia imagen que genera. El vicio clásico del autorretrato, por ejemplo, la pone frente a sí misma, y a la pintura la pone frente a la pintura. La ventana de su casa la pone frente a las cotorras, y la pintura la pone de nuevo frente a las cotorras y frente a la pintura. Así con sus amigos, con los libros que lee, con los barcos que ve pasar, con sus vecinos, con la sangre de un chancho degollado en una construcción de monte.
Alejo Ponce de León
Editado en 2028